20 de enero de 2012

Tú eres de Gran Valor


Isaías 43:4
      Porque te aprecio,  eres de gran valor y yo te amo. Para tenerte a ti y para salvar tu vida entrego hombres y naciones.

¿Qué es lo más valioso que tienes? Usualmente las cosas más valiosas son las que más apreciamos y cuidamos. Es especial sentir que para alguien somos valiosos, cuando recibimos un abrazo, una tarjeta u otra demostración de aprecio. Hay alguien que nos aprecia más que nadie en el mundo y que a veces se nos olvida lo especial que somos para Él. Ese es nuestro Dios.


Valioso: Que vale mucho o tiene mucha estimación, preciado, meritorio, precioso.

Usualmente hay dos escalas de valores que determinan cuan valioso somos:
1.  La escala de Valores del Mundo
2.  La escala de Valores de Dios

1.  La escala de Valores del Mundo

Lucas 18:9-14
 Jesús contó esta otra parábola para algunos que, seguros de sí mismos por considerarse justos, despreciaban a los demás: "Dos hombres fueron al templo a orar: el uno era fariseo, y el otro era uno de esos que cobran impuestos para Roma. El fariseo, de pie, oraba así: 'Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás, que son ladrones, malvados y adúlteros, ni como ese cobrador de impuestos. Yo ayuno dos veces a la semana y te doy la décima parte de todo lo que gano. Pero el cobrador de impuestos se quedó a cierta distancia, y ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: '¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!'Les digo que este cobrador de impuestos volvió a su casa y ajusto, pero el fariseo no. Porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido."

Lucas nos dice que Jesús contó esta parábola dirigida a  “Algunos que, seguros de sí mismos por considerarse justos, despreciaban a los demás”…

Para los valores del mundo el fariseo era una persona de mucho valor (con credenciales por todos lados) Así que Jesús trata de ayudarnos con eso.

El ser humano en ocasiones tiende a sentirse mejores que los demás Ej: pensamos que somos más capaces, más sabios, más espirituales, más fructíferos más animados, etc. Pero en otras ocasiones pensamos todo lo contrario, que no valemos nada….que no merecemos ni levantar la mirada.

Posiblemente algunos de nosotros hemos creados listas mentales por las cuales yo soy mejor que tú, o merezco estar mas cerca de Dios que tú, o alguna norma que me haga pensar que Dios debe valorarme más a mí que a ti. O a lo mejor nos sentimos al revés, que no merecemos a Dios y  que no tenemos valor delante de El.

El espíritu competitivo es algo que ocurre mucho en la sociedad, no es bueno pero es algo muy normal en los seres humanos. Ej: Aun desde niños vamos creciendo con parámetros que determinan cuan valiosos somos.

Comparamos nuestra estatura, nuestro color de ojos, o la estructura de nuestro cuerpo, nuestras edades, en el tamaño del auto, o cuando ganamos o cuan linda es nuestra casa o la cantidad que cosas que hemos alcanzado.

Vivimos en un mundo donde debemos comprobarnos a nosotros mismos y a los demás que somos algo.  Lo que tratamos de hacer es hacerle ver a las personas que “yo soy valioso”.

Nuestra auto estima depende de todas estas cosas.

“Uno de los síntomas de la baja autoestima cuando comenzamos a depender de lo que las otras personas piensen de mí”.

Aun cuando la autoestima en la psicología se define como “el saber que uno es valioso”, con Dios podemos comprender que nuestro valor como individuo ni depende de otros nos ven sino de cómo Dios me ve.

Tú puedes pensar que según los estándares del mundo estar largo de alcanzarlos, pero Dios te ve y te dice ¡TÚ ERES VALIOSO PARA MÍ!

Jesús no era alguien valioso según los estándares del mundo, (Isaías 53 dice que su aspecto no tenía nada atrayente) Era su corazón lo que impactaba a Dios.

¿Qué tan valioso somos para Dios? ¿Cómo se puede mostrar el valor de una cosa? Solamente a través de una subasta.

1 Pedro 1: 18-19
Pues Dios los ha rescatado a ustedes de la vida sin sentido que heredaron de sus antepasados; y ustedes saben muy bien que el costo de este rescate no se pagó con cosas corruptibles, como el oro o la plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, que fue ofrecido en sacrificio como un cordero sin defecto ni mancha.

En un sentido nosotros fuimos subastados… el otro postor era Satanás. Satanás nos quería también. Pero el pago por nosotros, no fue con oro, no fue con plata, sino con la sangre preciosa de Dios.

Lo que nos dice esta escritura es que valemos para Dios: Más que todo el oro del mundo, más que toda la plata del mundo. No habría cantidad tan grande que pudiera comprarnos por lo valioso que somos.

Lo único que podía comprarnos fue “La sangre preciosa de Cristo” Dios entregó lo más caro que tenia por nosotros. ¿Te puedes imaginar cuan valioso somos para Dios?

Ej: Supongamos que un vendedor de autos te ofrece el negocio del año “un vehiculo espacial que funciona con energía solar y recorre un promedio de 200 KM por hora. Tú te montas, elevas la plataforma y sales disparado al espacio. Si viajaras 24 horas al día, 365 días al año, sin hacer paradas, ¿sabes en cuanto tiempo llegarías al sol? ¡Setenta años! Supongamos ahora que después de estirar las piernas y disfrutar el sol un rato preparas tu viaje a tu próximo destino “la estrella más brillante del sistema estelar más cercano, “Alfa Centauro” eso te tardaría 15 millones de años en llegar.

El amor de Dios para nosotros es mucho más grande que el universo. Además no cambia, no se extingue, es paciente, tolerante, dispuesto al sacrificio, perdonador. Así es el amor de Dios.

En el mundo no siempre vamos a ser valorados…
Ej: decir la verdad, hacer las cosas bien, no siempre es bien visto. Para el mundo nosotros a veces somos un estorbo. Es difícil encontrar amigos en la universidad que te acepten con tus convicciones.

Muchas veces nos hemos sentido rechazados en el mundo…. ¿Te has sentido así alguna vez? ¿Qué tal de niños, tus padres te han dicho inútil o no sirves para nada? ¿Te han hecho sentir que no perteneces a un determinado lugar? ¿Qué no eres lo suficientemente _________ para estar en aquel grupo?

Pero Dios no es así. El nos ama así como somos: Chiquitos, feítos, complicados, etc.

2. El sistema de valores de Dios

Aún como discípulos tenemos la necesidad de sentirnos valorarlos. ¿No te agrada cuando alguien te dice que eres valioso?

Satanás actúa diferente al mundo, el sabe que nosotros no nos medimos con esos parámetros materiales. Va a usar otras tácticas para desvalorarnos. Podemos llegar a pensar en un sistema de valoración en la iglesia.

Nuestro sistema de valoración muchas veces son: Los títulos o los logros alcanzados en la iglesia. Los años en la Fe, o el número de personas que tenemos a nuestra responsabilidad. Cuántos discípulos tenemos, etc.

Gálatas 1:10
Yo no busco la aprobación de los hombres, sino la aprobación de Dios. No busco quedar bien con los hombres. ¡Si yo quisiera quedar bien con los hombres, ya no sería un siervo de Cristo!

No podemos buscar en la iglesia la aprobación de los hombres, sino la aprobación de Dios. No somos valiosos por cuánto los miembros en la iglesia nos aprueben, sino por cuanto hacemos las cosas para que sea Dios quien nos apruebe.

2 Corintios 10:17
Si alguno quiere gloriarse, que se gloríe del Señor. Porque el hombre digno de aprobación no es el que se alaba así mismo, sino aquel a quien el Señor alaba.

El hombre que Dios aprueba es el que menos se alaba a sí mismo. No esperemos alabanzas de otros para sentirnos valiosos.

Filipenses 2:3-4
No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y que cada uno considere a los demás como mejores que él mismo. Ninguno busque únicamente su propio bien, sino también el bien de los otros.

El espíritu competitivo tiene una raíz muy profunda con el orgullo. Como hijos de Dios las escrituras nos mandan a hacer las cosas ni por rivalidad ni por orgullo. Nada de lo que hagamos tiene que ser por tratar de demostrarle algo a alguien.

¿Qué debemos hacer para valorarnos mas como personas y entender que para Dios somos valiosos?

  • Necesitamos escuchar más a Dios.
  • Debemos evitar hacer comparaciones
  • Reemplazar nuestros pensamientos negativos y autodestructivos por la palabra de Dios.

Mira lo que Dios nos dice en la Biblia:

  • Mientras Satanás dice “no vales nada” Dios dice en Isaías 43:4 “porque te aprecio y eres de gran valor”.

  • “Dios nos se acuerda de mi!” Dios dice en Isaías 49:15 “Pero ¿acaso una madre olvida o deja de amar a su propio hijo? Pues aunque ella lo olvide, yo no te olvidaré.

  • “Dios no me va a perdonar otra vez” Dios dice Isaías 43:25 “yo por ser tu Dios borro tus crímenes y no me acordaré mas por tus pecados”.

  • “Dios me ha abandonado” Dios dice Isaías 41:10 “yo estoy contigo no te he abandonado, yo te sostengo con mi mano victoriosa”.

  • “Dios no tiene planes para mi” Dios dice Jeremías 29:11 “yo se los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal”.

Te das cuenta cómo podemos entender nuestro valor delante de Dios. Necesitamos quitar el valor que tiene el mundo y poner el valor que Dios tiene para nosotros a través de su palabra.

Isaías 54: 10
Aunque las montañas cambien de lugar y los cerros se vengan abajo,
mi amor por ti no cambiará ni se vendrá abajo mi alianza de paz."
Lo dice el Señor, que se compadece de ti.

Muchas personas no son constantes en su amor, o el amor que tienen hacia ti depende de las circunstancias que pasas. Sin embargo Dios dice “aunque los cerros se vengan abajo” y todo cambie, el mundo cambie, las circunstancias cambien “yo nunca cambiaré” y mi amor será el mismo.

Solo a alguien que amas demasiado puedes prometerle algo así.

¿Qué pasaría si Dios te escribiera una carta para decirte cuanto te ama? ¿Qué diría esa carta? Dios lo hizo al dejarnos la siguiente escritura:

Isaías 43:4
Porque te aprecio,  eres de gran valor y yo te amo.
Para tenerte a ti y para salvar tu vida
entrego hombres y naciones.

Dios escribe esta carta en Isaías y expresa cuan poeta le expresa a la persona que ama. ¡Estoy dispuesto a entregar hombres y naciones por tenerte!

El amor de Dios no es de la boca para fuera. El amor de Dios nos los ha demostrado con hechos. ¿Quién puede decir que Dios lo ha abandonado? ¿Quién puede decir que no nos bendice a diario?

Realmente somos afortunados. Levanta la cabeza, camina erguido y siente una profunda felicidad de saber que el ser más santo y poderoso que existe te considera de gran valor.